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Chile pone a prueba un sistema de alerta temprana de terremotos

Chile, uno de los países más sísmicos de Sudamérica, ha empezado a probar un sistema de alerta temprana que permitirá advertir a la población con algunos segundos de anticipación de la ocurrencia de temblores de gran intensidad.

El prototipo, elaborado por entidades estatales como el Centro Sismológico Nacional (CSN), de la Universidad de Chile, y el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), estará a prueba este año en la zona central del país andino, para luego extender su uso a todo el territorio nacional.

«Los sistemas de alerta temprana se basan en un grupo de estaciones que reciben la información de un sismo tempranamente. De acuerdo con esa información, se puede localizar el epicentro y estimar la magnitud, y avisar sobre el movimiento del suelo en otros lugares», explicó a Xinhua el director del CSN, Sergio Barrientos.

Asentado en el Cinturón de Fuego del Pacífico, Chile es uno de los países más sísmicos de la región y tiene también un gran actividad volcánica, debido a la presión que ejerce la placa tectónica oceánica de Nazca en la placa continental sudamericana.

Según datos oficiales, los terremotos por encima de 7,8 de magnitud en la escala de Richter ocurren en Chile cada 12 o 13 años en promedio.

Por esta razón, el CSN monitorea constantemente las ondas de movimiento primarias (P) y secundarias (S) que se producen en el interior de la Tierra y que transmiten los temblores que anteceden a este tipo de eventos socionaturales.

«Si el temblor es fuerte, va a producir ondas P y S, las que van a ser captadas muy de cerca, lo más próximo al origen (…) La idea es poder ubicar estaciones sismológicas lo más cercanas a una fuente sísmica», señaló Barrientos.

Para el funcionamiento de esta herramienta, ambas entidades han desplegado 50 estaciones de vigilancia entre las regiones centrales de Valparaíso y O’Higgins, mientras se evalúa instalar otra veintena en los próximos meses, para poder identificar con mayor exactitud y precisión los temblores en los valles centrales.

Según Barrientos, el tiempo de aviso dependerá de la intensidad del movimiento telúrico, ya que en un perímetro de 20 a 30 kilómetros del epicentro, el daño será mayor y el tiempo de aviso menor.

A diferencia de lo que ocurriría a una distancia de 200 o 300 kilómetros, donde «se siente el temblor pero este deja de producir daño, entonces uno tiene mucho más tiempo de aviso», sostuvo el funcionario.

Los segundos de anticipación, detalló, «pueden ser muy importante en hospitales, donde puede haber especialistas realizando cirugías, o en colegios, donde se puede aprovechar ese tiempo para evacuar y dirigirse a zonas seguras. Incluso en el metro se puede reducir la velocidad».

Para desarrollar el prototipo, dijo, se revisaron experiencias de diversos países con gran actividad sísmica, como Japón, «donde se utilizan sirenas, mensajes de televisión, radio y telefónicos», así como México, «que usa igualmente sirenas y mensajes por radios especiales que emiten alertas y se pueden usar en casas o empresas».

A su juicio, todas las alertas de este tipo deben ser acompañadas por una campaña de educación de la comunidad.

«En un país como Chile, todos deben saber qué hacer ante un mensaje de esta naturaleza, y reaccionar de inmediato, porque son pocos segundos y muy valiosos. La educación es una parte importantísima dentro de este esfuerzo», dijo.

En un futuro, los especialistas esperan utilizar tecnología de cable de fibra óptica submarina, que bordea la vasta costa de la nación austral, para detectar señales sísmicas débiles y de baja amplitud con mayor precisión que los radares situados en el continente.

«Estamos en una etapa experimental; todavía hay mucho que desarrollar en ese aspecto», declaró Barrientos sobre ese proyecto que tiene su base en Chile, donde el problema sísmico ocurre con mayor frecuencia de la costa hacia mar adentro.

En 1960, el sur de Chile fue escenario del megaterremoto más potente del que se tiene registro, un temblor sin precedentes de magnitud 9,6 que fue percibido en todo el mundo, causando la destrucción de decenas de localidades chilenas, así como maremotos y erupciones volcánicas.

Otros terremotos más recientes fueron el del 27 de febrero de 2010 en el centro-sur, de magnitud 8,8 y con un posterior tsunami en diversas regiones, además de los de 2014 (8,2) y 2015 (8,4) en el norte del país.

Con información de Xinhua

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Last modified: marzo 27, 2023

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