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Conoce los factores que se suman a las lluvias y que provocan deslaves en Ecuador

Los riesgos por movimientos en masas o deslaves se incrementaron en Ecuador este año. Incluso uno de ellos derivó en una tragedia, mientras que los otros han obligado a cerrar vías y evacuar familias.

El más grave fue el ocurrido en Alausí la noche del 26 de marzo de 2023. La montaña cubrió cinco barrios ocasionando una tragedia que hasta el 10 de abril dejaba 35 personas fallecidas y 55 desaparecidos.

Este año ha sido inusual en lo que respecta a deslaves. Entre enero y abril de 2023, la Secretaría de Riesgos declaró dos alertas amarillas y tres alertas naranjas, por riesgos de deslaves. En 2021 y 2022 solo hubo dos de estas alertas en todo el año.

Los movimientos de masa activos que provocan el riesgo de graves deslizamientos están en Azuay, Chimborazo, Cañar y Manabí, según información de la Secretaría de Riesgos.

En Chimborazo hay tres alertas. La última se activó la noche del domingo 9 de abril en la parroquia Huigra, del cantón Alausí. La alerta naranja obligó a 117 personas a evacuar.

Los movimientos en masa se presentan en forma de pequeños o grandes deslaves, grietas, socavones o caída de rocas.

Aunque se relaciona al fuerte invierno de este año con los deslizamientos, las lluvias son solo un factor desencadenante. Hay otras causas naturales o intervenciones humanas que propician los movimientos en masa.

Por ejemplo, lo ocurrido en Alausí “no corresponde a la época de lluvias de esta temporada, viene de atrás y por otros factores”, asegura la Secretaría de Riegos. En ese caso, el suelo ya estaba saturado de agua por problemas con el drenaje y alcantarillado.

Mal manejo de las aguas

La principal razón de los movimientos en masa detectados en Ecuador este año es el mal manejo de las aguas, según los informes técnicos de la Secretaría de Riesgos. Eso ocurre en todos los sectores que han sido declarados en alerta amarilla o naranja.

Estos son algunos ejemplos:

  1. En Alausí, los factores desencadenantes de las fisuras en la vía Panamericana fueron: la falta de un sistema adecuado de drenaje; la falta de alcantarillado, por lo que las aguas residuales se filtran en el suelo; el sistema de riego en los cultivos limita la capacidad de uso de suelo.
  2. En la ciudadela Fátima, de Portoviejo, el Municipio detectó conexiones clandestinas de agua potable en la zona de riesgo. Además, los sistemas de drenajes son “deficientes”.
  3. En La Cría, en Santa Isabel, hay 28 reservorios de agua construidos de forma antitécnica. La Prefectura del Azuay empezó a secarlos para intentar estabilizar el suelo.
  4. En la comunidad Zapata, en Girón, donde ocurrió un deslave el 6 de abril, la población ha cambiado los cursos de agua y ha tapado las quebradas.

Johan Coronel, subsecretario de Respuesta de Gestión de Riesgos, explica que, cuando no son manejadas de forma técnica, el agua de riego, el agua potable o las lluvias se infiltran en las montañas o laderas, como ocurre en Alausí.

El agua que se infiltra en las montañas satura el suelo y eso provoca que la tierra empiece a desplazarse.

Milton Benítez, coordinador zonal de la Secretaría de Riegos en el Austro, sostiene que el mal manejo de las aguas se escapa del control de las autoridades. Los ciudadanos construyen los reservorios por su cuenta, sin guía técnica, dice.

La Agencia de Regulación y Control del Agua (ARCA) es la entidad responsable del control cuando se cometen infracciones como la obstrucción del flujo natural del agua o del cambio de su curso.

Malas condiciones del suelo

Malas condiciones del suelo Algunos movimientos de masa que están activos en Ecuador ocurren en suelos inestables: están asentados en fallas geológicas, tienen pendientes elevadas, hay deforestación o son de material blando, como la arcilla.

En la provincia de Chimborazo, existen fallas geológicas en los cantones que ahora son muy vulnerables a deslizamientos: Alausí y Chunchi. En Azuay, eso ocurre en Girón y Santa Isabel.

La ciudadela Fátima, en Portoviejo, está en alerta amarilla desde febrero. El Municipio de ese cantón manabita informó que en ese sector hay dos fallas geológicas profundas en un suelo arcilloso, lo que aumenta el riesgo.

A eso se suman otros factores que alteran los suelos, como la deforestación, explica Milton Benítez, coordinador regional de la Secretaría de Riesgos en el Austro.

Un ejemplo de ello es Girón (Azuay), que está atravesado por una gran falla geológica, pero que también ha perdido cobertura vegetal por el avance de la frontera agrícola. En este cantón han ocurrido dos grandes deslizamientos en la última semana.

“Al no tener esa defensa natural, que es la cobertura vegetal, los macrodeslizamientos llegan con más fuerza”, sostiene Benítez.

Un invierno extremo

Las lluvias intensas pueden convertirse en el factor desencadenante de los deslizamientos de tierra en lugares que ya tienen problemas como los antes mencionados.

Este año, el invierno en Ecuador ha sido más fuerte que en temporadas anteriores. Los expertos coinciden que entre las causas están el fenómeno de La Niña y el cambio climático.

Además, se espera que a partir del segundo semestre del año, El Niño podría empeorar las lluvias en el país.

La Secretaría de Riesgos prevé que, en las comunidades donde hay movimientos de masa activos, las lluvias intensas de estos días aumenten la vulnerabilidad a deslizamientos.

A escala nacional, entre el 1 de enero y el 9 de abril de 2023, en Ecuador han ocurrido 487 deslizamientos a causa de las lluvias.

Con información de Primicias

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Last modified: abril 12, 2023

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